Las aplicaciones de los PCM son diversas; por ejemplo, se usan para enfriar alimentos y bebidas, para mantener las temperaturas de invernaderos o para acondicionar edificios. Un área que suele pasarse por alto en la industria de la construcción es el nivel del cielo raso, una superficie extensa que es ideal para colocar PCM.

Las tendencias de la construcción ligera cambiaron hacia aislamientos de paredes más gruesas y ajustadas, sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado más eficientes y sistemas de control más sofisticados a medida que se elimina la masa térmica de los edificios. La instalación del material de cambio de fase en el entorno construido añade masa térmica a la estructura en una fracción del peso de materiales como el hormigón. Por ejemplo, un plafón ULTIMA TEMPLOK equivale a 11 ladrillos. Cada plafón agrega masa térmica al espacio interior y mejora la estabilidad térmica de manera incremental.

Los plafones TEMPLOK ofrecen los mayores efectos moderadores de la temperatura en espacios con grandes variaciones térmicas. Por lo general, estas variaciones se deben al clima o a la presencia de fuentes generadoras de calor durante el día (ocupantes, computadoras o carga solar) que se disipan durante la noche.

En diversos climas, el uso de PCM puede ser eficaz en espacios con aumentos marcados del calor durante el día, como los salones de clases, las salas de conferencia, las oficinas perimetrales y los vestíbulos. En estos entornos, con fuentes de calor intermitentes, el PCM puede ayudar a estabilizar las temperaturas a cada hora. Esto puede conducir a una reducción de los ciclos de los sistemas de calefacción, ventilación y aire acondicionado y recuperación del exceso de calor para mantener el edificio más cálido durante la noche.

Los plafones ULTIMA TEMPLOK suman masa térmica ligera equivalente a once ladrillos